One year ago today, Robert F. Kennedy Human Rights along with our partners Centro de Desarrollo Sostenible (Center for Sustainable Development, CEDESO for its acronym in Spanish) and the American Jewish World Service released a report exposing the impact of almost a century of denationalization policies against Dominicans of Haitian descent in the Dominican Republic. Today, we look back at the victims’ plight and where we are one year later.
Entitled “Dreams Deferred: The Struggle of Dominicans of Haitian Descent to get their Nationality Back,” the report features interviews with victims of a 2013 Constitutional Tribunal decision (Judgment 168-13) that stripped hundreds of thousands of people, the majority of them Dominicans of Haitian descent, of their Dominican nationality in spite of the fact that they were born in the Dominican Republic at a time when the Constitution guaranteed them birthright citizenship. Judgment 168-13, issued on September 23, 2013, was the culmination of a series of discriminatory laws, policies, and constitutional amendments aimed at preventing Dominican-born children of Haitian migrants from accessing the rights they are entitled to as Dominican citizens, starting with the right to nationality.
Our report was released on the third anniversary of Law 169-14, a law passed in May 2014 in response to widespread condemnation of Judgment 168-13’s violations of constitutional and international law. Law 169-14 promised to restore Dominican citizenship to those victims who were registered as Dominican citizens prior to issuance of Judgment 168-13, and created a path to naturalized citizenship for those who were not so registered, requiring this second group to self-identify as foreigners in their own country, in further violation of their constitutional and human rights.
In interviews and focus groups, victims of these policies revealed how, despite Law 169-14’s promises, they are unable to use their existing Dominican identity documents or obtain new ones. Without this documentation, they are unable to vote, hold public office, or access other basic services. They face open hostility and discrimination from State officials, the police, and their fellow Dominican citizens, who believe them to be Haitians, despite being culturally and linguistically Dominican and living their entire lives in the Dominican Republic.
One year later, we remain deeply concerned.
While there are some positive signs, such as the Dominican Government’s willingness to work with the Inter-American Commission on Human Rights (IACHR) to implement recommendations made in its 2015 report on the Situation of Human Rights in the Dominican Republic and after the IACHR’s November 2017 visit to the country, local civil society organizations have reported that the situation on the ground remains desperate. The majority of intended beneficiaries under Law 169-14 have not received identity documents and continue to face many of the same hurdles we documented in our report. For those who opted to apply for naturalization to achieve legal status, the process to obtain this citizenship is still unclear despite the expiration of the 2-year waiting period in the law. Additionally, due to their own lack of documentation, many of those affected by Judgment 168-13 and Law 169-14 have trouble getting their children’s Dominican citizenship recognized, meaning problems persist for the next generation and potentially for generations to come.
Meanwhile, clear examples of the culture of racism and xenophobia persist in the country, including the recent interruption of a meeting of the IACHR and civil society groups in the capital, Santo Domingo, by nationalistS who chanted “We are not Haitians”, making it impossible for the event to continue. Earlier this year, Haitians and Dominicans of Haitian descent living near the border with Haiti faced violent reprisals for the alleged killing of two people by Haitian migrants.
Moreover, as we identified in our report, one of the main obstacles facing those affected by the Dominican Republic’s denationalization policies is the harmful narrative that the situation has been resolved because Law 169-14 exists. For example, the United States State Department, for the first time in decades, removed language from its annual human rights report that signaled that discrimination is the country’s “most serious human rights problem,” giving the impression that things are improving. The IACHR, too, removed the Dominican Republic from Chapter IV of its annual report, where the IACHR often highlights serious breaches of human rights.
As we approach the 5-year anniversary of Judgment 168-13 this September, the Dominican government must ensure that the right to nationality of all Dominican citizens is recognized and the international community must do our part to ensure that the country is held accountable for its violations of human rights.
Read our full report and all our recommendations to the government of the Dominican Republic and the international community in English and Spanish.
Sueños aún postergados: evaluando la situación un año después de nuestro informe sobre desnacionalización en la República Dominicana
Hace un año, Robert F. Kennedy Human Rights, junto con nuestros colegas el Centro de Desarrollo Sostenible (CEDESO) and American Jewish World Service, publicaron un informe que expone el impacto de casi un siglo de políticas de desnacionalización sobre dominicanos y dominicanas de ascendencia haitiana en la República Dominicana. Hoy, recordamos la situación de las víctimas y dónde estamos un año después.
Con el título “Sueños postergados: La lucha de las personas dominicanas de ascendencia haitiana por recuperar su nacionalidad”, el informe incluye entrevistas con víctimas de una sentencia de 2013 del Tribunal Constitucional, Sentencia 168-13, la que despojó a cientos de miles de personas, la mayoría de ellas personas dominicanas de ascendencia haitiana, de su nacionalidad dominicana a pesar del hecho de que nacieron en la República Dominicana en un momento en que la Constitución les garantizaba la ciudadanía por nacer en el territorio dominicano. La Sentencia 168-13, emitida el 23 de septiembre de 2013, fue la culminación de una serie de leyes, políticas y enmiendas constitucionales discriminatorias destinadas a evitar que las niñas y niños nacidos de inmigrantes haitianos en República Dominicana accedan a los derechos a los que tienen derecho como ciudadanas y ciudadanos dominicanos.
Nuestro informe fue publicado en el tercer aniversario de la Ley 169-14, una ley aprobada en mayo de 2014 en respuesta a la condena generalizada de las violaciones a la Constitución y al derecho internacional de la Sentencia 168-13. La Ley 169-14 prometió restaurar la ciudadanía dominicana a aquellas víctimas que se registraron como ciudadanas y ciudadanos dominicanos antes de la emisión de la Sentencia 168-13, y creó un camino hacia la ciudadanía naturalizada para aquellos que no estaban registrados, requiriendo que este segundo grupo se autoreportáse como extranjeros en su propio país, en una mayor violación de sus derechos humanos y constitucionales, empenzando con el derecho a la nacionalidad.
En entrevistas y sesiones de grupos, las víctimas de estas políticas revelaron cómo, a pesar de las promesas de la Ley 169-14, no pueden usar sus documentos de identidad dominicanos existentes u obtener otras nuevas. Sin estos documentos, no pueden votar, ocupar cargos públicos o acceder a otros servicios básicos. Se enfrentan a la hostilidad y la discriminación abierta de los funcionarios del Estado, la policía y sus conciudadanos dominicanos, que creen que son personas haitianas, a pesar de ser dominicanas y dominicanos cultural y lingüísticamente y de haber vivido toda su vida en la República Dominicana.
Un año después, seguimos profundamente preocupados.
Si bien hay algunos signos positivos, como la voluntad del Gobierno dominicano de trabajar con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para implementar las recomendaciones formuladas en su informe de 2015 sobre la Situación de los Derechos Humanos en la República Dominicana y después de la CIDH en su visita al país en noviembre de 2017, las organizaciones locales de la sociedad civil han informado que la situación sobre el terreno sigue siendo desesperante. La mayoría de las y los beneficiarios previstos en virtud de la Ley 169-14 no han recibido documentos de identidad y continúan enfrentando muchos de los mismos obstáculos que documentamos en nuestro informe. Para aquellos que optaron por solicitar la naturalización para obtener un estatus legal, el proceso para obtener esta ciudadanía aún no está claro a pesar del vencimiento del período de espera de 2 años en la ley. Además, debido a su propia falta de documentación, muchos de las y los afectados por la Sentencia 168-13 y la Ley 169-14 tienen problemas para que se reconozca la ciudadanía dominicana de sus hijos e hijas, lo que significa que los problemas persisten para la próxima generación y posiblemente para las generaciones venideras.
Mientras tanto, persisten en el país claros ejemplos de la cultura del racismo y la xenofobia, incluida la reciente interrupción de una reunión entre la CIDH y grupos de la sociedad civil en la capital, Santo Domingo, por personas nacionalistas quienes cantaron a coro “No somos Haitianos “, lo que hizo imposible que el evento continuara. A principios de este año, personas haitianas y dominicanas de ascendencia haitiana que viven cerca de la frontera se enfrentaron a represalias violentas por el presunto homicidio de dos personas por migrantes haitianos.
Además, como identificamos en nuestro informe, uno de los principales obstáculos que enfrentan las y los afectados a causa de las políticas de desnacionalización de la República Dominicana es la narrativa perjudicial de que la situación se ha resuelto debido a la existencia de la Ley 169-14. Por ejemplo, el Departamento de Estado de los Estados Unidos, por primera vez en décadas, eliminó el texto de su informe anual de derechos humanos que señalaba que la discriminación es el “problema de derechos humanos más grave” del país, dando la impresión de que las cosas están mejorando. La CIDH también eliminó a la República Dominicana del Capítulo IV de su informe anual, donde la CIDH a menudo destaca violaciones graves de los derechos humanos.
Al acercarnos al quinto aniversario de la Sentencia 168-13 de septiembre, el gobierno dominicano debe garantizar que se reconozca el derecho a la nacionalidad de todos las y los ciudadanos dominicanos y la comunidad internacional debe hacer nuestra parte para garantizar que el país rinda cuentas por su violaciones de los derechos humanos.
Lea nuestro informe completo y todas nuestras recomendaciones al gobierno de la República Dominicana y a la comunidad internacional en inglés y español.