Hoy, 12 de agosto, se cumplen 100 años del natalicio de Guillermo Cano Isaza, periodista y director de El Espectador, durante más de tres décadas, hasta su asesinato el 17 de diciembre de 1986, en Bogotá. Su coraje, su ética y rigor periodístico lo hicieron un referente y ejemplo para generaciones de periodistas. Hoy honramos la memoria de un periodista que creyó, con firmeza, que la palabra debía visibilizar las injusticias y jamás callar ante los violentos.
Desde su columna de opinión, “Libreta de apuntes”, denunció en múltiples ocasiones al Cartel de Medellín y la infiltración del narcotráfico en la política del país. Bajo su batuta y visión, el diario creó una unidad de investigación que destapó defraudaciones provocadas por varios conglomerados económicos y expuso a los carteles en medio de uno de los periodos de violencia política más oscuros en el país. Antes de su asesinato, había recibido múltiples amenazas y no contaba con protección estatal, a pesar de que las autoridades tenían conocimiento de estas agresiones. Su muerte no solo fue un golpe para El Espectador, sino para el periodismo nacional, que en la década de los ochenta sufría constantes ataques.
Pero la memoria también exige que la justicia avance. Desde la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y Robert F. Kennedy Human Rights (RFKHR) hemos denunciado cómo el proceso judicial se ha pausado en varias ocasiones. Hasta 22 años después del asesinato, en 2008, la Dirección de Derechos Humanos de la Fiscalía General de la Nación reabrió la investigación. Para ese momento, únicamente se había condenado a algunos involucrados: Luis Carlos Molina Yepes, como cómplice de homicidio agravado, y Castor Emilio Montoya, alias ‘Quimilio’, como coautor. Gustavo Adolfo Gutiérrez Arrubla, alias ‘Maxwell’, y Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias ‘Popeye’, fueron vinculados como sindicados.
En julio de 2010, la Fiscalía declaró este crimen de lesa humanidad, al considerar que fue una acción sistemática y generalizada contra El Espectador en ese tiempo. En febrero del año pasado, se realizó el acto de reconocimiento de la responsabilidad del Estado colombiano en el magnicidio de Guillermo Cano. En él, el Estado aceptó que incumplió su obligación de garantizar la vida del periodista, que desconoció su deber de investigar, juzgar y sancionar a los responsables, y que no protegió a las víctimas ni a sus familiares. Este reconocimiento fue una de las medidas de reparación a la familia Cano recomendadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en 2001 y a las que se comprometió el Estado en un Acuerdo de Cumplimiento firmado en el mismo acto.
No obstante, a un año y medio de la firma del acuerdo, las medidas pactadas siguen sin implementarse y no hay avances sustanciales en las acciones para garantizar el acceso a la justicia y esclarecer los hechos. Casi cuatro décadas después, este crimen sigue impune. Por eso, desde la FLIP, la SIP y RFKHR reiteramos el llamado al Estado colombiano para que cumpla con lo pactado y avance en las investigaciones. Conmemorar la vida de Guillermo Cano y la de tantos periodistas asesinados en el país es un ejercicio necesario de memoria y resistencia.
La vida de Guillermo Cano Isaza y su legado nos recuerdan que la libertad de expresión es un derecho que se defiende cada día y que no puede darse por sentado. Su destino era ser periodista y, por eso, aún temiendo por su seguridad, le hizo frente al narcotráfico y la mafia, y murió en cumplimiento de su deber periodístico. Mantener viva su memoria es también resistir a cualquier intento de silenciar la verdad. Recordarlo es honrar a quienes, como él, hacen que el periodismo sea un servicio para la sociedad y un pilar de una democracia participativa y plural.
Con motivo del centenario del natalicio de don Guillermo Cano Isaza, la Fundación Guillermo Cano Isaza y El Espectador realizarán hoy, 12 de agosto, a las 5:00 p.m., una serie de actividades en el colegio Gimnasio Moderno. El encuentro incluirá el estreno del documental animado “Mientras haya tinta” y conversatorios para celebrar 2025 como el Año Guillermo Cano, declarado así por el Ministerio de las Artes y las Culturas.